Publicar dónde estamos a través de una fotografía puede meternos en un problema
La geolocalización es una característica que permite a muchas aplicaciones realizar una búsqueda por proximidad de servicios e informaciones, por no hablar de su uso original como mapa, brújula o planificador de rutas. Las coordenadas de geolocalización pueden también dar valor añadido a una fotografía incorporándose en el fichero digital que constituye la misma, algo que se conoce como geoetiquetado. En otras palabras: si tenemos activada la geolocalización nuestras fotografías dirán dónde estamos exactamente.
Así, con un formato de metadatos accesible de forma sencilla pero invisibles de manera directa, la imagen va acompañada del lugar exacto en el que se tomó. Si a ello sumamos la práctica común de compartir las fotografías (por email, mensajería instantánea, redes sociales, servicios especializados…) y que en ellas suele haber más personas implicadas que la propietaria del terminal con el que se tomó la instantánea… la conclusión es un tanto delicada:estamos contando a todo el mundo dónde nos encontramos, u otros lo están haciendo por nosotros cuando aparecemos en sus fotos.
¿Queremos dar tanta información a través de una simple fotografía? Hay que pensar que estas publicaciones afectan a nuestra privacidad y que ofrecen muchos a datos a personas que pueden querer hacernos daño. Desactivar esta opción es una de las mejores maneras de proteger nuestra privacidad online.