La decisión vuelve a poner a debate si las redes sociales deben dar las mismas expectativas de privacidad a internautas anónimos que a una figura pública.
Meter la pata en twitter es algo más habitual de lo que parece, pero lo cuando lo hace una figura pública cobra una mayor relevancia. Una indiscreción, un error ortográfico, una metedura de pata, una foto inapropiada… acciones desafortunadas a la hora de mandar un mensaje que una vez que se publican ya no hay marcha atrás. Se expanden a través de la red a velocidad de vértigo y se convierten en fenómenos virales. Es lo que se conoce como tuitidio. Ahora por primera vez, Twitter ha decidido castigar a quienes difunden tuits eliminados de otras personas.
Preservar tuits borrados de otras personas viola la norma de los servicios de privacidad de Twitter, pero hasta ahora la red social nunca había perseguido activamente esa práctica. La red estadounidense Politwoops ha sido la primera gran afectada por estar normas, después de que Twitter haya decidido desactivarla en Estados Unidos, aunque todavía sigue funcionando en el resto de países del mundo.
Politwoops es una red social fundada en 2012 que de modo automático monitorizaba el perfil de Twitter de políticos para detectar cuando borraban un tuit y volverlo a publicar de inmediato. Con esta práctica buscaban dejar en evidencia a representantes públicos, que al intentar borrar el rastro de una promesa electoral incumplida o alguna frase inapropiada, pasaban a primera línea de la actualidad gracias a esta página.
El objetivo, según los fundadores, era el de dar “una visión completa del discurso político, en lugar de una corregida y convenientemente adaptada”. Una labor que sin embargo no ha servido para que Twitter ejecute sus protocolos de privacidad e inhabilite el sistema. La acción vuelve a poner a debate si las redes sociales deben dar las mismas expectativas de privacidad a internautas anónimos que a una figura pública.